viernes, 1 de abril de 2011

Echandome a perder: de cómo me volví "vago y maleante"

Está claro. Hay cosas que hay que asumir. Y visto lo visto en mi búsqueda de información relativa a la Tarjeta Sanitaria Europea, está claro que oficialmente voy camino de pertenecer a la tradicional categoría de "vagos y maleantes".

Y es que aunque se supone que la sanidad es en general universal y gratuita en España (y hasta eso habría que poner a veces en duda), nos siguen quedando todavía algunos ramalazosa de la legislación pre-constitucional. Y digo pre-constritucional, que no franquista, porque la "Ley de Vagos y Maleantes" original data de la Segunda República (1933), no de la dictadura. Aunque sí que fué Don Francisco, conocedor de que un sistema legal debía de ser claro y sin ambigüedades, el que en 1954 "amplió" ésta ley para incluir también a los homosexuales. De este modo, El Generalísimo disipaba las dudas existentes, dejando claro y patente que a partir de ese momento en España lo de dar por culo a los españoles era derecho exclusivo de la "Autoridad Competente".

Bueno, a lo que iba, ¿y por qué digo que nos quedan ramalazos de esos tiempos? Pues ahora me explico.

Supongo que muchos de vosotros os acordareis de no hace tanto, allá por finales del siglo pasado (osea, el siglo XX), cuando si uno se quedaba sin trabajo era aconsejable que se pusiese en la Cartilla de la Seguridad Social de sus padres, o de su pareja, pues la Cartilla de la Seguridad Social hacía las veces de Tarjeta Sanitaria. Y eso, porque en España sólo tenían derecho a la asistencia médica las "personas de bien", osea, los "trabajadores". Punto que en esos tiempos tenía cierta lógica, porque la asistencia sanitaria era sufragada exclusivamente a partir de las cotizaciones a la Seguridad Social.
Obviamente, había ciertas excepciones, destinadas a las personas de bien que por alguna razón no tuviesen trabajo. ¿Y cómo se sabe si alguien que no trabaja, en realidad es "una persona de bien"? Pues fácil:
  1. Si trabajabas (o estas cobrando el paro), no había duda que eras persona de bien, y además ya estabas cotizando, así que tenías asistencia sanitaria.
  2. Si no trabajabas, pero hacía menos de 90 días, bueno, aún se te presuponía ser persona de bien.
  3. Si llevabas más de 90 días sin trabajar, pero tu familia o tu pareja aún seguían dignándose a darte comida y techo (vivías con ellos), entonces es que aún eras recuperable, así que aún te considerábamos persona de bien (pero sólo porque tenías "avalistas").
Si no pertenecías a ninguno de estos tres grupos, tenias toda la pinta de ser un vago y maleante. Había una excepción a esto: si creíamos que te merecías la beneficencia. Es decir, si certificabas la falta de recursos, para lo cual hacía falta, entre otras cosas, que tu última declaración de la renta (sí, esa hecha en 2010 que versa sobre tus ingresos de 2009, y con la que pretendemos decidir si necesitas ayuda en 2011) certifique que 2 años antes no ganabas más de unos 6000 euros anuales. Los españoles somos así.

Actualmente esto ya no es en general así, en parte porque la sanidad desde 1995 es sufragada parcialmente por otros impuestos, y en parte porque se ha venido reconociendo el derecho universal a la sanidad gratuita (aunque algunas comunidades autónomas aún no se hayan querido dar por enteradas).

Pero (en este mundo siempre hay un pero, o dos ...), resulta que la Tarjeta Sanitaria Europea sigue el guión de la Seguridad Social. Y es que obviamente los europeos estamos en este mundo para trabajar, y es para eso para lo que queremos que los europeos podamos movernos por Europa. Para vaguerias y demás tontadas, que cada uno se quede en su casita y lo aguanten sus compatriotas. Así que sólo tienes derecho a la Tarjeta Sanitaria Europea si cumples con las condiciones anteriormente dichas, las de estar de alta cotizando en la Seguridad Social. Si no, no tienes derecho a que te la expidan. Y si ya la tienes porque la pediste cuando aún trabajabas, y la usas ahora que ya no tienes derecho, probablemente acabes con una carta en el buzón pasándote la factura.

Así que lo dicho: que yo este año, a partir de mediados de Junio, seré oficialmente "vago y maleante".

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